Cómo el psicópata de Alfred Hitchcock rompió los tabúes de Hollywood
Psycho de Alfred Hitchcock fue un cambio de juego para Hollywood. Rompió tabúes y allanó el camino para una nueva era del cine. Es una visita obligada para cualquier cinéfilo.
Psycho es una de las mejores películas de Hitchcock, y también la más escandalosa. Estos son los grandes tabúes que rompió la película en su día.
Alfred HitchcockAlfred Hitchcock es conocido como el maestro del suspenso, pero ¿sabías que también era un inconformista? Psycho es una de las características más icónicas de Hitchcock, y se erige como uno de los las mejores peliculas de terror de todos los tiempos . La película conmocionó al mundo con su giro final, su trama revolucionaria y suficiente subtexto psicológico para hacer que Sigmund Freud y su madre saltaran de alegría. Pero quizás una de las características más definitorias de Psycho fue cómo rompió la norma aceptada que había sido condicionada por la censura estadounidense masiva en el cine en ese momento.
El Código de producción de películas, también conocido como el Código Hays (llamado así por Will H. Hays), era un conjunto de pautas de censura que se aplicó a la mayoría de las películas estadounidenses desde 1934 hasta 1968. El código esencialmente les decía a las compañías de producción qué era aceptable y qué era 't para audiencias en los Estados Unidos. Las reglas se hicieron en respuesta a la naturaleza escandalosa de Hollywood en la década de 1920. A medida que los asesinatos y otros delitos ilícitos aparecían en los titulares de Tinsel Town, hubo una condena religiosa generalizada de la pantalla grande y, con la creciente presión política de los legisladores estatales, hubo una fuerte demanda de más decencia en las películas.
La lista de representaciones cinematográficas prohibidas en el código era en su mayoría lo que cabría esperar de cualquier acto de censura. Drogas, blasfemias, violencia, sexo y desnudez: todo estaba fuera de lugar. Pero a medida que la aplicación de estas reglas comenzó a ser más laxa a finales de los años 50, el maestro del suspenso decidió traspasar los límites de lo que era aceptable en el cine tanto como pudo, en un lugar sorprendente.
Cualquiera que haya visto una película de Hitchcock sabe que el hombre es fanático de los baños. Es un lugar básico en cualquiera de sus películas y, curiosamente, es una de sus firmas cinematográficas. Sin embargo, a pesar de la naturaleza típicamente relucientemente limpia de la mayoría de los baños, también es un lugar mal visto por el Código Hays, y la fuente principal de por qué la PCA (Administración del Código de Producción) consideraba radical a Psycho, en el momento de su creación. lanzamiento.
Psycho cuenta la historia de Norman Bates (Anthony Perkins), un joven que dirige un motel y aparentemente está bajo el control de su madre. Más tarde se revela que el inocente Norman es en realidad un asesino, que asume la personalidad de su autoritaria madre mientras asesina a los huéspedes del motel. Sin embargo, a pesar de ser el personaje principal, Psycho no comienza con Norman; en cambio, se centra en Marion Crane (Janet Leigh). La película comienza con Marion, una mujer a la fuga que se registra en el Bates Motel después de robar una gran cantidad de dinero en efectivo. Una vez que se instala y se registra, su tiempo en el baño de la habitación alquilada provocaría que los oficiales de PCA discutieran en la oficina de Paramount durante días y pusieran de cabeza el Código Hays.
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Psycho a menudo se acredita como la primera película estadounidense después de la aprobación del Código Hays que muestra un inodoro con descarga de agua en la pantalla. Sin embargo, aunque el rumor del inodoro es técnicamente cierto, no fue este ingenioso hecho de plomería lo que convirtió a Psycho en una película conocida por agarrar el mazo figurativo y romper el tabú de la censura. Tampoco fueron todas las representaciones de enfermedades mentales en la película, toda la violencia, o Norman usando un vestido al adoptar su personalidad maternal. Era la icónica escena de la ducha, que se ha convertido en sinónimo de la clásica película de terror, ya que, aparentemente, una mujer desnuda es mucho más radical que un asesinato.
Cuando piensas en Psycho, es imposible no recordar la escena en la que Janet está en la ducha, la música sube y es apuñalada por una figura misteriosa. La sangre blanca y negra corriendo por el desagüe es uno de los momentos más conocidos del cine, y casi no sucede por culpa de un alboroto por unos pechos desnudos. En su libro, Alfred Hitchcock and the Making of Psycho, Stephen Rebello recordó una proyección de la película en Paramount donde el enlace de PCA del estudio, Luigi Luraschi, vio la escena del baño por primera vez. No le preocupaba demasiado el monumental detalle de la cisterna del inodoro o el constante apuñalamiento de una mujer inocente; no, en cambio, eran un par de pezones en su mente.
Entonces comenzamos a ejecutarlo y Luigi se ríe de la aparición de Hitch en la película, que tuvo lugar al comienzo de la película […] Luego viene la secuencia de la ducha. Todos estamos mirando plácidamente. Luigi: ¡Para! ¡Parada! ¡Dios mío! Entonces Hitch dijo: Sí, Luigi, ¿qué es? Luigi: Vi su pecho. No, no lo hiciste, Luigi. Está solo en tu mente sucia. No viste un seno en absoluto. Sí, lo ejecutaremos de nuevo. Así que lo ejecutamos de nuevo. Bueno, Luigi, ¿viste un seno? No, pero vamos a tener muchos problemas con eso. […] Le hicimos darse cuenta de que estaba equivocado, que no había visto un seno, que era una pequeña secuencia de ducha de domingo por la tarde perfectamente encantadora, y la enviamos con Luigi a la censura.
Los otros censores no se dejaron engañar tan fácilmente por los descarados juegos mentales de Hitchcock. Sin embargo, a pesar de tener un inmenso rechazo y debates interminables sobre si las tetas eran visibles o no en la escena del baño, al final, ninguna de las partes objetantes se presentó a las nuevas tomas propuestas. Dado que los censores no se presentaron en el set, Hitchcock decidió mantener todas sus escenas, incluidas aquellas con desnudez evidente, a pesar de lo que le había dicho a Luigi en la proyección inicial. Renunciando al Código Hays y la decencia, en la escena de la ducha, cuando Janet muere, se estira para agarrar la cortina de la ducha y, antes de colapsar, se ve claramente un seno desenfocado.
Lo que también es irónico es que la desnudez fuera de foco es tan intrascendente para toda la película, que pone en perspectiva cuán ridículo es realmente todo este pánico sobre el cuerpo femenino. Nadie recuerda un pezón borroso cuando piensa en Psycho; recuerdan la tensa y brutal escena del crimen, y la sangre blanca y negra corriendo por el desagüe. Al igual que a nadie le importa un inodoro con descarga de agua en la pantalla grande, a nadie le importan realmente todas las estrictas normas que el Código de conducta considera necesarias para garantizar la paz en la sociedad.
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Dios no permita que veamos una mujer desnuda; el mundo puede caer en la anarquía. Es gracias a películas como Psycho que estos tabúes tontos se rompieron y que las historias pueden florecer sin tener el guión completo y cualquier plomería visual censurada hasta el olvido. De esa forma, todos los cinéfilos debemos agradecer a Psycho, elogiar cómo desafió tabúes y dar crédito donde se debe a su actitud rebelde revolucionaria.
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Autor: Paola Palmer
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